A mediados del siglo XIX, el médico Samuel A. Cartwright descubrió (nótense sendas cursivas) una enfermedad mental que sufrían los esclavos negros llamada drapetomanía. Consistía en que estos, a menos que fueran tratados como seres inferiores y sumisos por sus amos tal y como enseña la sagrada Biblia, manifestaban ansias de libertad y unos deseos irrefrenables de escapar.
Entre las diez escritoras más vendidas en Reino Unido sólo el 19% de sus lectores son hombres y el 81%, mujeres.
Con motivo de la Feria del Libro de Madrid 2021, que se celebrará entre el 10 y el 26 de septiembre, prepublicamos un extracto del libro 'Hay alguien en mi plato. Cómo son y qué sienten los animales que nos comemos', de Barbara J. King, un viaje inolvidable por el mundo de los animales que nos comemos, que publica Plaza y Valdés Editores (caseta 156) en colaboración con Igualdad Animal
A día de hoy, y por suerte, son cada vez más los hombres que presentan una masculinidad alternativa al modelo tradicional, es decir, hombres que no se identifican y rechazan, en cierta medida, lo que hasta ahora se considera masculinidad tradicional: un hombre fuerte, sin debilidades, inexpresivo emocional y afectivamente, etc. Entre los retos iniciales asumidos por estas masculinidades se encuentran el reconocimiento y la aceptación de la vulnerabilidad.