Al menos 37 personas negras, migrantes, africanas, fueron asesinadas en la valla de Melilla, en el paso del Barrio Chino hace hoy justamente 3 años. Pisoteadas, golpeadas, asfixiadas. Abandonadas durante horas sin asistencia médica. Enterradas sin nombre. Criminalizadas por querer vivir. Y tres años después, nadie ha sido juzgado. Nadie ha pedido perdón. Nadie ha asumido responsabilidades.