Como el ser humano es muy dado a descontextualizar y agarrar solo aquellas secuencias que hacen bien a la tranquilidad y al sosiego, lo normal es que todo el mundo conozca la primera parte de la sentencia latina «errare humanum est» (errar es humano), pero no la segunda: «sed perseverare diabolicum» (pero perseverar en el error es diabólico). Y es que nos equivocamos tanto y tan de seguido que lo de saber de memoria que somos unos mindundis como especie nos viene de lujo; ahora, que hagamos poco o nada por corregirnos, ya es otra historia menos condescendiente