La precariedad, la pobreza y la exclusión tienen rostro de mujer, joven y migrante. De ahí que en las movilizaciones feministas nos sumemos a las trabajadoras del hogar y los cuidados al grito de: ¡somos esenciales y sin embargo precarias! De ahí la imprescindible mirada feminista interseccional (estatus económico, origen étnico, lugar de residencia, diversidad funcional, sexual y de género, discapacidad intelectual, etc.) en todas y cada una de las políticas públicas, desde una perspectiva de igualdad, libertad y justicia social, que no ponga en peligro el propio planeta.