Nacido a las afueras de París, hijo de una paya y de un gitano, el carácter inquieto y cosmopolita de Jacques Léonard le llevó a ejercer tantos oficios como países visitó. Pero desde joven sintió atracción por el mundo de la imagen, dedicándose al cine durante años (trabajó en los célebres estudios Gaumont y colaboró en varias ocasiones con el realizador Abel Gance) y en 1952, superados ya sus 40 años, acabó por instalarse en Barcelona, iniciando su actividad como fotógrafo freelance.