Ya Sharon Hays, aquella autora que calificó de “maternidades intensivas” al deseo de las madres de estar con sus criaturas, lo dijo claramente: cuando los hombres se incorporen a la crianza más fácil será convencer a empresarios y legisladores para que haya guarderías, tiempo flexible, permisos… Así, la crianza paterna gozará de todos aquellos derechos que no pudo conseguir la materna. Hoy se está cumpliendo esta premisa y vemos como una gran parte del presupuesto se destina precisamente a los hombres cuidadores.