No es ningún secreto que la sociedad puede llegar a ser muy dura con las madres. Las expectativas que pone sobre nosotras son tan altas, que además de sentirnos culpables por creer que no estamos haciendo las cosas bien, constantemente somos criticadas y señaladas. En cambio, con los padres, es otra historia.
Cuando se habla de Marinaleda, ese pueblecito que no llega a los 3000 habitantes de la comarca de la Sierra sur sevillana, pronto nos viene a la cabeza nombres como el de Juan Manuel Sánchez Gordillo, «el alcalde barbudo» que ya todas conocemos. En cambio, poca gente cae en la importancia que tuvieron las mujeres, con sus cuidados, a la hora de convertir aquella utopía en realidad.