Aquí me hallo ya que, después de casi cuarenta años, me volví a calzar las botas (un eufemismo, porque no tenía, claro, ni me las iba a comprar para un partido, y usé zapatillas de deporte). Y hasta me tuvieron que dejar los guantes, ni sé si eran de la talla correcta. También diré (primero lo hice como verdad y ahora casi como justificación) que lo de ejercer de nuevo de portero fue debido a otro imperativo categórico: la Cervantina FC, la selección española de fútbol de escritores y escritoras, venía a Baena, Córdoba, a disputar un torneo benéfico y se había quedado sin guardameta.
Aquí estaremos, con mis compas de grupete May y Fran, cantando unos temas en el acto en memoria de Miguel Ángel. Uno de esos tipos que siempre estuvieron donde hubo que estar: en la lucha de clase, de barrio, de las causas justas… Un referente y un ejemplo de dignidad y de compromiso para todas las personas que lo conocieron